La historia del estilo nórdico

En el corazón de la filosofía del diseño nórdico hay un profundo respeto por la funcionalidad, las líneas limpias y la longevidad. El propio término evoca una imagen aireada de paredes blancas, muebles de colores neutros y decoración minimalista. Los materiales naturales, como la madera, completan el estilo de rincones despejados, donde los propietarios pueden centrarse en la auténtica simplicidad con un pequeño toque rústico.

historia del estilo nórdico

El diseño nórdico está creado para estar en armonía con su entorno. Su ethos es el resultado directo de los dones naturales y el clima de la región. Durante los largos periodos de invierno, las amas de casa contrarrestan las frías noches maximizando el espacio para reflejar la mayor cantidad de luz posible. En esta época del año, las familias pasan mucho tiempo en el interior, donde se prodigan con energía positiva para crear un ambiente acogedor. Esto, quizás, se ha convertido en la base de muchos rituales de estilo de vida nórdico conocidos, como el concepto danés de hygge, la sencilla práctica de reconocer un sentimiento o momento especial.

El escaso uso de muebles no se debe a una mera cuestión estética. El minimalismo ha impregnado el diseño nórdico para permitir que la luz y el aire se muevan por la habitación con libertad. Los nórdicos también creen que las cosas que se compran o se fabrican deben estar hechas para durar, en lugar de ser reemplazadas regularmente. El diseño nórdico, admirablemente libre de cargas, hace uso de materiales formados en formas clásicas que irán bien en cada estación de la vida.

Las principales etapas históricas del estilo nórdico

Los inicios – 1915

El diseño nórdico existe desde mucho antes de que se conozca a nivel mundial. Quizá surgió en 1915, cuando una empresa danesa de artes decorativas lanzó la revista Skønvirke, traducida literalmente como «Trabajo elegante», para promover la artesanía local. Se hizo para rivalizar con un movimiento artístico más famoso, el Art Noveau, que en aquella época era exclusivo de los ricos y la élite. Durante esta época, el comentario social presionaba más sobre las artes, lo que allanó el camino para que los diseñadores emergentes mostraran una alternativa más accesible. Este nuevo concepto se denominó Art Deco, una filosofía de diseño de carácter industrial de la que el diseño nórdico debió tomar nota.

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La edad de oro del diseño escandinavo – 1930

En la década de 1930, artistas como Alvar Aalto, Borge Mogensen, Verner Panton y Maija Isola se unieron en lo que entonces se llamó la «Edad de Oro del Diseño Escandinavo». Inspirados por los conceptos del constructivismo, el funcionalismo y el surrealismo, allanaron el camino hacia lo que serían los hitos icónicos del diseño nórdico; aún hoy, el mundo del diseño sigue celebrando la silla Panton de color rojo brillante de Verner Panton, los atrevidos estampados florales de Marimekko, el Egg de Arne Jacobsen y los tarros de almacenamiento Holmegaard Palet de Michael Bang.

En la cima de su esplendor – 1950

No fue hasta la década de 1950 cuando el mundo tuvo una visión real de lo que el diseño nórdico puede ofrecer. El Premio Lunning -un equivalente europeo del Premio Nobel- premiaba a los diseñadores ejemplares que habían hecho valiosas contribuciones al diseño nórdico entre 1951 y 1970. De esta forma, se reclamaron las contribuciones locales y extranjeras. En 1954, Elizabeth Gordon, una creadora de gustos que defendía la escena del diseño local, organizó Design in Scandinavia (Diseño en Escandinavia), una exposición itinerante con los mejores diseños de la región. Esta exposición dio lugar a la acuñación del «diseño nórdico», ya que la gira desembarca en Estados Unidos y Canadá. A su vez, el diseño nórdico ha influido en la cultura actual, donde las huellas de esta estética son visibles en la arquitectura actual de muchas ciudades clave.

Los países que fundaron la historia nórdica

El diseño nórdico no es un concepto solitario. La región nórdica, formada por los países Dinamarca, Finlandia, Noruega, Islandia y Suecia, es un paraguas de diversos gustos e influencias inspirado en cada región.

Dinamarca: funcionalidad y durabilidad

En Dinamarca, el diseño danés prosperó entre las décadas de 1940 y 1960, alejándose del diseño moderno de mediados de siglo para crear su propio sabor. Se aceleró después de la Primera Guerra Mundial, cuando los diseñadores daneses abandonaron la ornamentación grandiosa en busca de la forma y la funcionalidad. Después de la Segunda Guerra Mundial, el diseño danés se convirtió en un movimiento democrático, en el que los fabricantes se volcaron en la producción en masa de materias primas naturales -cerámica, madera y cuero- para proporcionar confort a todos los hogares. Aunque la popularidad de esta filosofía perdió su brillo en los años 70, la gente se deleitó con el renacimiento del diseño danés una década después -el moderno danés- gracias a la contribución de personajes como Hans Wegner, Finn Juhl y Arne Jacobsen.

Noruega: la simplicidad de las formas

En Noruega, la simplicidad de las formas y la durabilidad sin concesiones eran el objetivo de cada diseño, integrando la artesanía local en todo el proceso. Los colores fuertes mezclados con patrones contrastados crean una estética tranquila. Los diseñadores celebran la estética fuerte y minimalista de la madera, resaltando las texturas naturales del material con su flexibilidad, como se ve en la silla Scandia Jr de Hans Brattrud. Otro diseñador notable, Sven Ivar Dysthe, ganó el Premio Internacional del Instituto Americano de Decoración en 1959 con su 1001 de cuero negro. Dysthe fue también un innovador de los muebles planos, cuyo trabajo puede aludirse como la primera inspiración de Ikea. Los diseños noruegos siempre se han centrado en una fuerte estética minimalista de belleza combinada con funcionalidad.

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Finlandia: colores y texturas

En Finlandia, donde nacieron los atrevidos estampados de Marimekko, los colores y los textiles suaves impregnan los hogares de temática nórdica. El diseño finlandés se viene promocionando desde finales de la década de 1870, y ganó mucha popularidad en los años 50, cuando el mundo fijó por fin su mirada en la artesanía local de la región. La cerámica intrigante, la cristalería impresionante y los encantadores estampados de telas impregnan este diseño, con los nombres de Alvar Aalto, Mija Isola y Sanna Annuka en su lista principal de creadores. Al igual que la mayoría de sus vecinos nórdicos, Finlandia es totalmente reverente con el mundo natural y el diseño finlandés refleja su talento para integrar con gracia los diseños de la naturaleza en su vida cotidiana.

Islandia: el concepto de «hönnun»

En Islandia, el concepto de «hönnun» (diseño) llevó a los artesanos locales a crear un diseño propio. Reflejaba su dinámica isla, bendecida por impresionantes glaciares blancos y una aterradora actividad volcánica. El contraste de las duras condiciones climáticas sirvió de inspiración para que los artesanos se esforzaran con formas, texturas y patrones, combinados con la necesidad de sobrevivir al clima frío. Islandia tiene una fuerte presencia en los textiles de fibra natural, especialmente en los artículos de punto y fieltro hechos con lana. La fe y el folclore desempeñan un papel importante en el diseño islandés, como se aprecia en su intrincada cerámica, tejidos de lana y tallas de metal hasta el día de hoy.

Suecia: la filosofía de «menos es más»

En Suecia, los muebles minimalistas y funcionales de líneas limpias y sencillas también han sido siempre la tendencia. Al igual que en otros países nórdicos, el enfoque en la funcionalidad ha incorporado una variedad de materiales modernos además de los tradicionales, como se demostró en la década de 1950, cuando los diseñadores industriales empezaron a integrar los muebles de plástico de colores en la filosofía nórdica. Las formas racionales han definido la vida cotidiana, como las obras del arquitecto Bruno Matthson. La famosa diseñadora textil sueca Astrid Sampe adoptó los vivos colores y patrones que impregnan el diseño nórdico. Suecia es también la cuna de Ikea, la empresa de muebles para el hogar más popular a nivel internacional, conocida por sus muebles simplificados, de tipo «hágalo usted mismo» y de embalaje plano. Con estas aportaciones, Suecia ha contribuido en gran medida a la fascinación mundial por el diseño nórdico.

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La historia de un estilo que marca tendencias en la actualidad

En general, el código de diseño nórdico se basa en la artesanía que es visualmente fácil de ver. En los interiores se utiliza la madera en tonos cálidos y geniales, suavizados con alfombras y paletas de colores fríos y apagados, quizá una representación de su invierno. Las superficies interiores inteligentes, como los muebles y los armarios, se elaboran teniendo en cuenta la conciencia ecológica. Los materiales de construcción sostenibles preparan las casas para resistir las duras condiciones climáticas. En cuanto a los accesorios, el diseño nórdico se nutre del concepto de «menos es más». Las plantas en maceta, las velas blancas y los libros para el placer de la lectura acentúan el salón pensando en la funcionalidad.

Menos desorden, más funcionalidad. El diseño nórdico invita a las amas de casa a dejar entrar la naturaleza a través de los rayos del sol, la madera y la ligereza del espacio. Los colores claros invocan un estado de ánimo agradable en el interior; las finas líneas de la madera significan una poesía sencilla pero significativa. Junto con los muebles que duran todas las temporadas, las familias pueden disfrutar de comodidades modernas que tienen fundamento y son estéticamente agradables.